La eterna juventud del Alma
Cuando subimos el nivel de conciencia, y percibimos desde el corazón, vamos contemplando la
verdadera belleza del otro. Belleza que no tiene 30 ni 70 años, es una belleza eterna. La juventud
del alma, es real, se vivencia, el alma no tiene edad. Por fuera se está arrugado y canoso, por
dentro seguimos siendo los mismos, radiantes, luminosos, bellos, divinos, inmortales.
La esencia no se daña
En el envejecer no hay deterioro, no hay decadencia, ni siquiera muerte, ¡porque todo lo que
importa es eterno… permanece intacto!, no hay nada que pueda dañar nuestra esencia divina, los
horrores de la humanidad cubren esta esencia, pero a pesar de ello no logran dañarla.
Sin gratitud, sin fe no hay posibilidad de construir felicidad
La felicidad es un hilo de oro de confianza total, fe absoluta, optimismo que no se termina, que
atraviesa lo bueno y los malos momentos. En donde los malos momentos van evidenciándose
como ilusiones y los buenos momentos se van acercando a la verdadera vida, radiante, ¡luz, amor,
magia!
Desmalezar el corazón para ser feliz
La pureza del corazón, todos los seres humanos podemos hacer felices, sin la necesidad de una
meditación intensa, el único requisito es tener el corazón limpio, para ello debemos “desmalezar
el corazón”, ¡porque las emociones negativas crecen como mala hierba! ¡Las personas mayores
son los sabios de la Tribu, que tienen una tremenda misión que es mantener la Fe!
La sabiduría como trabajo y opción de vida
La sabiduría es un fruto que requiere trabajo, los seres humanos recibimos regalos divinos por
montones sensibilidad, inteligencia, atractivo, radiantes en la infancia y juventud, pero si no son
sostenidos por una voluntad que va eligiendo la luz y va despejando la oscuridad, se van echando a
perder.
Los músculos del espíritu: la paciencia, el desapego y la aceptación.
En la madurez lo fundamental no son los dones divinos sino el desarrollo de los músculos del
espíritu… la paciencia hay que ejercitarla todos los días, ese no es un don. El desapego, resistir la
tentación del drama que es tan tentador para el ego. La capacidad de aceptar es otro musculo del
espíritu. Para envejecer feliz los primero es aceptar el envejecer, apenas se acepta se descubre los
frutos generosos de la madurez.
LAS 3 G: ¡GENEROSIDAD, GRATITUD Y GOCE!
Generosidad: no es solo para mí, es que estemos todos bien, mi corazón, mi vida, mi energía sea
para el bien común, especialmente con los mas cercanos, no es necesario ir a buscar lejos para
practicarlo. Generosidad significa cuidar nuestros pensamientos, impulsos y decisiones y nuestros
gestos, en vez de ser hacia mí para mí, sean un compartir, para todos, es lo que el alma quiere. ¡No
existe la felicidad egoísta, la felicidad es generosa! Ante todo, es una actitud voluntaria, elegida,
que permite y abre las compuertas del fluir natural del ser, que es generosa.
Gratitud: es la manera interna de entrar en humildad, no existe ellos y yo, somos uno, ¡el alma es
una! No existe el bien egoísta, no por un motivo moral, es porque energéticamente, nos hace bajar
de nivel y en ese momento se pasa mal. Cuando estoy resistente y no queremos agradecer es una
opción, cuesta la humildad y gratitud, porque nuestro egeo le encanta tener la razón-
Goce: Al alma le encanta gozar, para ello hay que estar en presente, conectado con cuerpo y
alma, porque es el cuerpo el que goza, porque la mente no sabe gozar, ella es para otra cosa, el
goce es con todos los Chakras, es la bajada superior de la energía a la tierra, al presente. Se goza
de lo que está pasando, y para gozarlo no hay resistirlo y criticarlo. Aceptar es previo al goce, si
quiero gozar tengo que dejar las exigencias, aceptando lo que es en el presente.
Conversatorio “la eterna juventud del alma, los frutos generosos de la madurez” con Gonzalo Pérez Benavides, psicólogo y astrologo. 8 Mayo 2021.